En la zona tropical del este de África, muy próximo al ecuador, el Kilimanjaro eleva su cima, permanentemente nevada, hasta los 5963 metros de altitud. La montaña adquiere un aire todavía más majestuoso debido a la soledad de su blanca silueta, que destaca nítida sobre la meseta y es visible a mucha distancia, por encima del collar de nubes que casi siempre la rodea. En sus laderas se encuentran la selva ecuatorial, la sabana y extensas praderas, en las que viven jirafas, cebras y búfalos. En la cima, las nieves eternas rodean el inmenso cráter de 6 kilómetros de diámetro, que desprende de tarde en tarde pequeñas humaredas sulfurosas.

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