Desde Luxor se llega a los templos de Karnak a través de una avenida enlosada de 2 kilómetros de longitud, bordeada por un millar de estatuas de carneros y esfinges. Muros de ladrillo de un espesor de 10 metros delimitan un recinto de 2400 metros, en cuyo interior se elevan los edificios religiosos: un primer pilón de 113 metros de longitud y 15 de anchura, inmensas estatuas de gres rojizo adosadas a un segundo pilón, en el cual se abre una puerta de 30 metros de altura, una sala hipóstila que contiene 134 columnas, alguna de ellas de 23 metros de altura; obeliscos, lago sagrado, vastísimos patios interiores, la barca del dios Amón, un escarabajo monumental, etc. Estas ruinas evocan el esplendor y la grandeza de los egipcios en los tiempos del nuevo imperio, alrededor de 1500 años a.C.

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